Magnicidio flojo de papeles

Es el de Cristina Fernández el gobierno que espía con el proyecto X, y ataca con más tesón a los trabajadores suspendidos – que no acatan destino tan ingrato – que a las patronales despedidoras.
Conduce el Ejército nacido en los gloriosos días de la epopeya indepentista un espía impúdicamente enriquecido que gasta fortunas en festejos humillando la austeridad del hombre que, militar como este Milani – nuestro hermano José Francisco – liberó de la opresión a todo un continente. Pero mucho más grave aún, el jefe soporta una denuncia por represor en los años de la dictadura, cuyos protagonistas siguen respondiendo, felizmente, ante la justicia.
El hombre de la Seguridad es otro militar más amigo del palo que de la palabra.

Mariano Moreno murió quemado por el veneno reaccionario, ante la amenaza que significaba su talento jacobino para la hegemonía imperial. Bernardo de Monteagudo fue apuñalado cuando incubaba el monumental proyecto de la América Continental: Los Estados Unidos de América del Sur.
Facundo y el Chacho cayeron porque sus vidas indomables hacían peligrar los selectos intereses portuarios. Que eran los del librecambio y de la factoría británica.
A Ernesto Guevara lo asesinaron porque era “El Che”, en cuyo pecho cabalgaba ebrio de virtudes El Hombre Nuevo Socialista.
El miserable bombardeo en junio de 1955 perpetrado por los que quisieron ser recordados como “revolucionarios” y se quedaron en fusiladores, llevaba el propósito de terminar con Juan Perón, el hombre que partió en dos la historia contemporánea de los argentinos. Treinta años más tarde, Raúl Alfonsín, el presidente de la democracia que asomaba como una brisa fresca después de tanta barbarie, salvó su vida providencialmente: en predios del Tercer Cuerpo de Ejército un pesado proyectil “sembrado” por los mismo miserables insurrectos de tantas veces debía hacerlo volar por los aires cordobeses, a poco de estrenarse en la máxima magistratura del país que volvía de la muerte y ordenar el juzgamiento de los jerarcas del proceso.
Ejemplos de aquí; hay en los registros otros muchos de allá, el allá nuestro: América Latina. Fidel, Chávez.
Pero falta Cristina…¿Sí?

Hoy libra un combate con vocabulario explosivo, armada de metáforas picantes, soportada con no pocos argumentos fieles a la evolución económica de los últimos tiempos, este periodista lo admitía en una columna reciente. Sin embargo, su proyectado y autorreferencial “atentado” no resiste un exámen superficial de móviles criminales. Miremos para qué querrían acabar con su vida, si, a final de cuentas es el mismo gobierno que…
Pagó al contado e íntegramente su divorcio con el Fondo Monetario. Lo hizo Néstor, no ella, pero es un dúo cuyos pliegues se soterran. No reconocen el mismo trazo, lineal, digo, sin embargo eran marido y mujer cuando se sucedieron. Ambos líderes del entramado político que se hilvanó con hebras a la sombra del odiado Duhalde de estos días. Sigamos.
Le pagó a Repsol – cuando Kiciloff había dicho que no le daría un peso – más de lo que pretendía.
Canceló obligaciones con el Club de París.
Lleva pagados más de 190 mil millones de dólares de deuda externa sin revisar legalidad alguna. Ni hablar de su perfil legítimo. La memoria silente de Alejandro Olmos duele como el olvido pero nadie en el oficialismo repara en su legado patriótico.
Cerró negocios con la misma Chevrón que echara Rafael Correa de Ecuador por sus tremendos pasivos ambientales; necesarios para el futuro energético de Argentina en virtud del desequilibrio en los términos del intercambio que provoca importar combustible, pero impulsando la cláusula secreta según la cual, si la petrolera invirtiera 1200 millones de dólares podrá retirarse 18 meses más tarde sin sufrir penalizaciones y continuará recibiendo beneficios netos del 50 por ciento de la producción de los pozos iniciales a perpetuidad. Además, para cualquier litigio se convino como arbitro a la justicia estadounidense.
Igual que para los buitres, solo que ahora al sartén lo teníamos nosotros, ¿o no lo teníamos?
La minería de alta montaña jamás dejó de ser un estupendo negocio para las corporaciones multinacionales que agreden el ambiente de los provincianos – y a los provincianos que interpelan fieramente por la complicidad política -, y tributan menos del 1 por ciento sobre el resultado de sus actividades expoliatorias; aún cuando la vigente ley del menemismo (Sec. Massa) ordene tributar el 3 por ciento.
El gobierno peronista del FPV obsequió al Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFFI) su pretendida Ley Antiterrorista; esgrimida en varios conflictos laborales para desalentar a quienes quisieran sacar los pies del plato que dominan los jefes sindicales de todos los tiempos.

Es de Cristina el gobierno que espía con el proyecto X, y ataca con más tesón a los trabajadores suspendidos – que no acatan destino tan ingrato – que a las patronales despedidoras.
Conduce el Ejército nacido en los gloriosos días de la epopeya indepentista un espía impúdicamente enriquecido que gasta fortunas en festejos humillando la austeridad del hombre que, militar como este Milani – nuestro hermano José Francisco – liberó de la opresión a todo un continente. Pero mucho más grave aún, el jefe soporta una denuncia por represor en los años de la dictadura, cuyos protagonistas siguen respondiendo, felizmente, ante la justicia.
El hombre de la Seguridad es otro militar más amigo del palo que de la palabra.
La administración nacional es hoy amiga del jefe de la iglesia romana. Un religioso que abrevó en la misma doctrina de su antecesor, el conservador Ratzinger. Y aunque este cronista salude sus invocaciones al sostén de la economía de bienestar social y su propensión a ser cada vez más hombre que delegado de Dios, se le ocurre improbable que tuerza el rumbo de un esquema global donde la división internacional del trabajo – con su recontraconocido deterioro de los términos del intercambio – y los ejes de poder se agrietan cada vez más, se contraen y reconfiguran, pero no por gracia de la iglesia católica.

Hurgando razones para suscribir la teoría del magnicidio, el cronista encuentra cada vez menos razones, no más…
El kirchnerismo construyó poder territorial recogiendo lo peor de la dirigencia que entregó en los años noventa el patrimonio de los argentinos y los sumió en una orgía de banalidad y negocios espurios. Ahí se encolumnan los Gioja, Insfran, Beder Herrera, Juárez, Scioli.
Que permitió a la corporación bancaria remesar excedentes a sus casas matrices, reinagurando un ciclo virtuoso y de cara al sol luego de la monumental estafa del 2001: “no se de qué se quejan si ganaron mas plata que nunca” les espetó la propia presidente en un acto oficial.
A modo de cierre forzado por simple economía de lectura, lo último y más reciente. Este gobierno es el que tumbó el paradigma de Dalmacio Vélez Sarsfield y su Código Civil, pero también es que desabrigó a los argentinos pobres al eliminar como derecho humano básico el acceso al agua potable que se sostenía como tal en el artículo 241 del proyecto original. Uno debería ser muy obtuso si no identificara como amenaza y justamente en este capítulo, el del agua, aquella incursión con pretensiones de arraigo de los marines estadounidenses en el Chaco gobernada por Jorge Capitanich, con resultado nefasto para los militares extranjeros a partir de la decidida intervención del pueblo chaqueño que motorizó y obtuvo su expulsión. ¿Qué bulle debajo del suelo chaqueño? Pues el acuífero guaraní: el agua que le falta al planeta con la mitad de la lengua seca.

“Miren al norte si me pasa algo” dice Cristina Fernández. ¿Por qué un político que no hizo en el último año sino lo que los manuales de la ortodoxia señalan, y que gasta los últimos meses en el poder, y que puso en práctica lo que arriba se describe, estaría en peligro de perder la vida? ¿A manos de quién? ¿Cuál es el fermento criminal que advierte la legítima mandataria de este país? En tanto Estados Unidos sigue siendo un estado forajido, de acuerdo a la tesis de Noam Chomsky, nadie se sorprendería que un político latinoamericano cayera asesinado por desafiar sus intereses coloniales. Pero, ¿la presidente argentina hizo méritos para que ordenen acabar con su vida? ¿O los méritos no son sino haber intentado cerrar su mandato sin acoplar más pobres al triste furgón en el que ya viajan más de 10 millones de argentinos?…

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *