En los años de la fiesta menemista, el cuartetero que hoy dice, “hice la cola para vacunarme como cualquier ciudadano”…”, “Ese Ginés siempre me cayó mal” (o cosa parecida) aún le debe al erario cordobés el crédito que tomó en el desaparecido Banco Social porque los otorgaba el poder radical de Eduardo Angeloz sin más trámite que ser amigo. 790 mil dólares cuya cancelación nunca se produjo, al punto de caer en mora para luego desvanecerse. Plata del pueblo pobre a manos del “cordobés más famoso” rico como pocos. Nada que impidiera fuera la cara de la propaganda oficial para otro proyecto, esta vez de De La Sota gobernador.
La difusión de los privilegios de la clase política, kirchneristas allá, delasotistas acá, o lo que fuere, pone de manifiesto un pérfido modo de gestionar la representación del pueblo; simulando una empatía que no tienen, desgranan discursos solidarios pero se abrazan a cuanta oportunidad de mejorar sus vidas tengan a mano. Esas conductas y no su observación crítica –como ésta que se lee- perforan la resistencia menguada del pueblo ahora lastimado por una peste homicida. El cronista no cree que lo acontecido con los vacunatorios para amigos del poder sea lo peor que pudo haber pasado; sí está claro que el puñal que viene por la espalda agobia por traicionero, más de lo que duele por lesivo, eso le hicieron a tantos que podrían morir esperando un antídoto que se les dispensa graciosamente a la realeza política. Pero fuimos testigos de tanta fechoría en ancas de lo que suelen llamar “compromiso social” de los electos y los otros, que sería sumir en el olvido lo que nadie debería olvidar. “El dolor se le fue como por artimaña”, dice la milonga de Jaime Ross evocando a Emilio Gauna; los argentinos no tenemos ese expediente a mano, entonces hay que hacer memoria, aunque duela, porque no se salva nadie, los que acusan hoy tienen cementerios en sus jardines…
En los años de la fiesta menemista, el cuartetero que hoy dice, “hice la cola para vacunarme como cualquier ciudadano”…”, “Ese Ginés siempre me cayó mal” (o cosa parecida) aún le debe al erario cordobés el crédito que tomó en el desaparecido Banco Social porque los otorgaba el poder radical de Eduardo Angeloz sin más trámite que ser amigo. 790 mil dólares cuya cancelación nunca se produjo, al punto de caer en mora para luego desvanecerse. Plata del pueblo pobre a manos del “cordobés más famoso” rico como pocos. Nada que impidiera fuera la cara de la propaganda oficial para otro proyecto, esta vez de De La Sota gobernador.
Radicalizar el discurso hoy es no solo una gran oportunidad sino, aceptemos, una necesidad irrenunciable…sin embargo, de nuevo, los radicales no pueden encender el fuego y esperar que las llamas no los alcancen. Se acuerdan del Ingeniero Cobos, el del voto no positivo en el conflicto con la patronal agraria?…Cuando Cambiemos llegó al poder consiguió que su novia, Natalia Obon, fuera designada Secretaria en la Cámara Federal de Apelaciones (Mendoza), a los pocos meses de recibida. Solo el escándalo la apartó de ese privilegiado lugar de trabajo. La gran familia Cambiemita no se privó de darle laburo en el Estado a su prole, sin renunciar a su diatriba anti Estado, claro. En medio de urgencias laborales nunca derrotadas, cuando cada puesto de trabajo se disputa con la ferocidad del que no tiene mañana, los políticos profesionales siempre encuentran el despacho amigo para su propia gente, aunque estén vacíos de competencias. La dirigencia gremial, tan poco afecta a la libertad de elegir, se «renueva» con cada hijo que remonta vuelo desde la plataforma familiar.
“Vamos a sentar las bases de un Estado para la defensa nacional, y no para la defensa del delito o de la coima (…) vengo a anunciar (ante el Congreso) que a partir de este momento el delito de corrupción en la función pública, será considerado como una traición a la patria” Arrancaba Carlos Menem su largo y purulento derrotero. El mismo que por negocios, según la sospecha más sólida, hizo volar la ciudad de Río Tercero. Digno pueblo que reprobó el duelo por el sujeto al que mantienen vivo en la memoria por tanto inocente muerto.
Desde el regreso al imperio republicano asistimos a la prevalencia de las prerrogativas de sangre y de nacimiento, expresamente prohibidas constitucionalmente (Art. 16) por sobre saberes, experiencias y trayectorias. Los hijos de los líderes ocupan con la mayor celeridad cargos que para los hijos de nadie significa frustración, sudor estéril, anhelos marchitos. Hoy asoma el caso del hijo de quienes fueran Presidentes argentinos, conductor del bloque oficialista en la Cámara de Diputados; sin cargos ejecutivos en su historial, con solo una sola compulsa ganada por el voto popular, sin que cuente en su haber con trabajo remunerado alguno, ese hombre, con el solo apellido dinástico, y en tanto aún referente central de una agrupación juvenil (La Cámpora) se encamina a plantarle batalla electoral a quien ponga en carrera Juntos por el Cambio. Apenas parece subirle los puños en desafío un puñado de jefes políticos del conurbano bonaerense. Se verá. Pero por ahora es esa herencia la que se inscribe en el escenario de la expectativa futura. Herencia. Privilegios. Pertenecer. Cuando de vestir se trata, la seda para poquitos, la arpillera para los muchos…
Es clarísimo el privilegio de los dirigentes, mientras lo son, en aquel mostrador que debería ser el último refugio ante las arbitrariedades o injusticias, el de la propia Justicia. Se cancelan trámites avanzados, se archivan causas o se las pulveriza, al solo impulso del deseo “regio”. No abrumaré con ejemplos, no hay muchos que los ignoren.
Tampoco los periodistas tenemos derecho a jugar de “indignados”, considerando que todos tenemos en agenda un abrepuertas, el tipo que, por amistad o especulación, se apura en conseguir lo que a los vecinos les está vedado, se trate de un simple trámite o de esa pauta que dirime conflictos ideológicos.
Verbitsky cierra su pedido de disculpas dejándole la palabra a Arturo Jauretche (Ver El Cohete a la luna), un clásico: somos tan inocentes y virtuosos que les damos de comer a las minorías…Al autor de esta columna no lo convence ni por un segundo, acá hay un entremado que difícilmente salga a la luz en esta hora – HV le dijo al propio Ginés “le desbaratamos la operación a Clarín”, porque se adelantó con su confesión a un informe del grupo -, pero que forma parte de este sistema paralelo de incentivos, ayuda, o lo que fuere, a los propios, dejando al resto de la sociedad con el amargo sabor del plebeyo cuando mira los manjares en la mesa de sus majestades.
Por qué duele tanto al kirchnerismo esta desdichada tormenta?…(me adelanto y sostengo que tal vez sea lo mejor que le pudiera pasar para recomponer su propio contrato político con las bases) Porque, “de ésta salimos juntos”, rezaban los eslóganes oficiales cuando la peste abría sus fauces ante cada familia argentina; “la patria es el otro”- frase acuñada por CFK en el 2013 – repetían para consolidar la idea de que al frente del Frente de Todos solo había mezquindad y malicia. Quedó brutalmente claro que no es lo que creen. Al menos no lo cree la dirigencia que se afana en escalar alturas pisando sobre la espalda de los nadie. Está muy mal, siempre estuvo muy mal afectar al conjunto para beneficio propio. No obstante, en el cierre, vuelvo a consignar que la gravedad de las muchas acciones que toleramos como si nada pasara, no permite escalar esta vergüenza nacional a alturas insospechadas. Hubo otras peores, pero pueden ustedes no estar de acuerdo, naturalmente.
Sirva esta instancia para librar la batalla simbólica y política contra la desigualdad, no solo económico-social, sino también política; eriza la piel el intento de tantos, en el frente popular, de justificar el mismo mecanismo del que se valió la nobleza para hacer suyos los negocios de una nación, como resultado del papel que le cupo en las guerras del siglo XIX. Desmontar los privilegios, será entonces también parte de un proyecto que nos contenga a todos, en la querella por el destino nacional.
