Diseñando futuro y puños en alto…»Presidentes»

Mientras el pueblo desocupado-subocupado-informal y mal pagado en el mundo del trabajo hace malabares para llegar al menos  al 20 de cada mes, el país de los dos expresiones políticas dominantes sigue tirando de la soga que en un extremo tiene a Cristina Fernández y en el otro un sistema judicial del que nadie debería sorprenderse; esquivo con los que sudan para sobrevivir y diligente con el sector acomodado de la sociedad…

Parada en el centro de la escena, la vicepresidenta lanza golpes certeros y encuentra que cada mano da en el blanco. Los rostros, en plural, se vuelven tumefactos, y comienzan las protestas de los que no se cansan de levantar la voz por los poderosos, pensando más en el presente asediado de la abogada platense que en el pasado de la lustrosa oligarquía local.  Justo en un día donde la nación se detuvo para hacer memoria, en el preciso instante histórico que la coalición urdida por Néstor Kirchner eligió para construir capital simbólico, en el último 24 de marzo, Cristina Fernández disparó verdades que se diría son de perogrullo, si no fuera porque hay demasiados dirigentes políticos ocupados en ser amables, contemporizadores, buenos alumnos con las superestructuras de la expoliación. EEUU fue cómplice de todas las afrentas y todos los crímenes que se cometieran contra el pueblo argentino. No es novedad, pero bien vale volver a gritarlo. Ahora, el interrogante…¿El Fernández del ejecutivo le deja a Fernández del Senado esa tarea, sucia en términos diplomáticos?…¿o la jefa del Senado, y de los votos que depositó al menos pensado en Balcarce 50, ya no quiere simular su caracterizado perfil en el gobierno?…Esta en un buen lío el presidente: el que no pensó jamás en ser presidente, lo es ahora casi sin hombres y mujeres propios, agraviado permanentemente por el kirchnerismo más extremo, el que usa la voz de Eve de Bonafini para recortarle todavía más el poder; en medio de una peste sin las vacunas que significarían una barrera sanitaria poderosa, América Latina es apenas el 8 por ciento de la población mundial, pero ya puso entre el 25 y el 30 por ciento de los muertos; y con una inflación, que proyectada se acercará al 50 por ciento, mortificando el día a día del pueblo, el panorama es desalentador en un año donde la política electoral pone a rodar sus opciones. Es cierto, los precios de los productos agrícolas de exportación son ahora a favor de los ingresos del Estado; pero el estrés que le causó a las cuentas fiscales asistir a quienes se caían al precipicio cuando la economía se clausuró, no permite ir mucho más lejos que una esperanza moderada. Todo parece quedar atado a la fragilidad de un acuerdo con el FMI que permita mejorar el rendimiento de las herramientas con las que el Frente de Todos piensa poner a rodar nuevamente la economía.

Mientras el pueblo desocupado-subocupado-informal y mal pagado en el mundo del trabajo hace malabares para llegar al menos  al 20 de cada mes, el país de los dos expresiones políticas dominantes sigue tirando de la soga que en un extremo tiene a Cristina Fernández y en el otro un sistema judicial del que nadie debería sorprenderse; esquivo con los que sudan para sobrevivir y diligente con el sector acomodado de la sociedad. En opinión del cronista, en este exacto lugar, en ese diferendo, se extravían  las mejores chanches de organizar las fuerzas populares y así cerrarle el paso a la restauración del proyecto político que, desde el año 15, se consagró a demoler la idea de un Estado presente y articulador de potencialidades, para socavar el derecho a una vida que no se vuelva agria en el caldero de los negocios privados.

Ese 40 por ciento del electorado que acompañó a la derecha corporativa también está compuesto por trabajadores, por morochos de overol, muchos cansados de un peronismo demasiado vidrioso a la hora de la gestión pública cansados además del enriquecimiento de sus dirigentes, advertidos de que en la esfera del gobierno hay muchos que se parecen demasiado a los que ocupan roles en Juntos por el Cambio, y desairados también por la falta de sanción política a quienes violentan el contrato social en el interior profundo del país.  En esta hora la usina de pensamiento del Frente de Todos debería extremar los esfuerzos para diseñar un puente que los traiga de regreso, si alguna vez estuvieron allí; o, al menos, ensayar un discurso alejado del lawfare, la justicia vengadora, porque es probable que fuera del círculo radical de adeptos nadie crea demasiado en eso. Si no, veamos que dijo Horacio Verbitsky sobre el trayecto judicial del caso Boudou; algo así como que “en la totalidad de las instancias del proceso intervinieron no menos de diecisiete jueces y seis fiscales”. Más allá de la opinión que de ellos se pudiera tener, continúa el periodista oficialista, “nadie puede poner en duda con alguna seriedad que están dadas todas las garantías de transparencia y ecuanimidad” (1 /2). Y si el pueblo está al margen del hacer del Poder Judicial, también la ex presidenta tiene algo que ver; como senadora presentó en dos ocasiones proyectos para crear el instituto de Jurados Populares, tal y como lo dispone la CN; cuando Presidenta – dos períodos – jamás volvió sobre aquel anhelo parlamentario; el jurado popular federal hubiese significado un reaseguro incontrastable, ciudadanos comunes puestos a deliberar con la prueba ventilada en juicio.

Cristina Fernández ocupa el centro de la escena – se diría sin desearlo – porque el designado no sostiene una decisión trascendental sin desdecirse; simulando demasiado que cree en lo que antes no creía. Tal vez porque no encuentra como reorientar la voluntad colectiva de una coalición que se repliega sobre su figura, pero que no confía en sus instintos.

Lo que queda por delante en un año que aún propone pasajes de pavura, es establecer con claridad si el proyecto con el que de nuevo el peronismo alcanzó el poder es un tratado provisional hasta que el mundo recupere su vertical, o la hoja de ruta para forjar un futuro con algo más cautivante que despertar otro día con el suelo bajo los pies.

Ref:

https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-248648-2014-06-

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