Los buenos gestos del que siembra fuego

El alcance del complejo militar-industrial se palpa cuando se ve la resistencia que encuentran los planes para reducir presupuestos en el Departamento de Defensa. Prueba de ello es lo que se repite en el Congreso, cada vez que se habla de la necesidad de recortar fondos para defensa, inmediatamente congresistas cuyos distritos dependen de fábricas de armas o de instalaciones militares anuncian que pelearán para que se mantengan ciertos proyectos a los que se les destinan fortunas que pagan los contribuyentes

Hace 60 años (50 dice el texto original) el saliente presidente de EE.UU., Dwight «Ike» Eisenhower, ofreció lo que algunos consideran la despedida presidencial más recordada de la historia estadounidense, sólo superada por la del primer mandatario y padre fundador, George Washington.

En su discurso televisado del 17 de enero de 1961, Eisenhower habló a los estadounidenses del novedoso concepto del «complejo militar-industrial» conformado por las Fuerzas Armadas y los fabricantes de armamentos y advirtió de su creciente injerencia en el manejo de las políticas públicas del país.

«Debemos cuidarnos de la adquisición de influencia injustificada, tanto solicitada como no solicitada, del complejo militar industrial», dijo Eisenhower en la frase del discurso que pasaría a la historia y que eventualmente se convertiría en bandera de pacifistas.

Números y proporciones

 Una investigación del diario estadounidense The Washington Post concluyó que los servicios de inteligencia de Estados Unidos, surgidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, crecieron de tal forma que es imposible medir su tamaño y su eficiencia.

El informe, publicado en julio del 2010, revelaba que en EE.UU. unas 3.100 organizaciones trabajaban en programas de seguridad nacional e inteligencia, empleaban a más de 850.000 personas y gastaban unos US$ 80.000 millones, según datos del Departamento de Seguridad Interior.

«Viendo en restrospectiva, es fácil ver los paralelos con nuestro tiempo, especialmente en la manera cómo el complejo se ha expandido desde el 11 de septiembre de 2001», escribía en The Washington Post, Susan Eisenhower, la nieta del presidente.

«En menos de 10 años, nuestros gastos militares y de seguridad se han incrementado en 119%. Incluso quitando los costos de las guerras en Irak y en Afganistán, el presupuesto ha crecido en 68% desde 2001», decía en el artículo titulado «Lo que Eisenhower realmente quiso decir».

Nuevos roles

A mediados del siglo XX, EE.UU. era la potencia triunfante de la Segunda Guerra Mundial y su participación en el conflicto, junto a la postración política y económica de Europa, cambió para siempre el rol internacional del país.

«No podemos arriesgarnos a improvisaciones de emergencia para la defensa nacional. Hemos sido compelidos a crear una industria de armas permanente de vastas proporciones», dijo en su despedida Eisenhower reconociendo lo que era una necesaria novedad en la historia estadounidense.

Aparentemente tan necesaria que, medio siglo después, el presupuesto de defensa de 2010 llegó a los US$700.000 millones, el mayor de la historia estadounidense. El presupuesto militar actual es de 740.500 millones de dólares,

Haciendo ajustes por inflación, es el doble del último presupuesto de Eisenhower, quien por aquellos años tenía la «amenaza» de la Unión Soviética para justificar la carrera armamentista. Para 2022 Biden solicita 753. 000 millones de dólares para el Pentágono.

Aunque visto en términos proporcionales, la historia cambia, ya que en 1961 EE.UU. gastaba el equivalente al 10% de su Producto Interno Bruto en defensa, mientras que en la actualidad invierte menos del 5%.

Ike «pacifista»

 El que la advertencia sobre el complejo militar-industrial saliera de la boca de un general de 5 estrellas, que comandó las triunfantes tropas aliadas en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, hizo que el movimiento pacifista le diera mayor relevancia y, según algunos, que deformara su verdadero su significado.

En el premiado documental de 2005 «Why we Fight?» («¿Por qué peleamos?»), el director Eugene Jarecki, usa partes del discurso de Eisenhower al inicio de la película en la que trata de analizar las razones por las cuales EE.UU. ha tenido guerras en todo el mundo.

La tésis del documental, nutrida con entrevistas a militares, analistas y políticos, es que la inercia de la maquinaria de guerra estadounidense se mantiene gracias a ingentes fondos que terminan financiando a empresas y manteniendo el modo de vida de comunidades enteras.

La película refuerza la percepción de algunos que el Eisenhower de 1961 era un pacifista, que de alguna manera habría renegado de su pasado militar tras sus ocho años en la presidencia.

Sin embargo, en ese mismo discurso de despedida Eisenhower deja claro que compartía la necesidad de que los EE.UU. tuviera un poder militar disuasorio «creíble» frente al desafío comunista soviético.

A la sombra de Kennedy 

El alcance del complejo militar-industrial se palpa cuando se ve la resistencia que encuentran los planes para reducir presupuestos en el Departamento de Defensa. Prueba de ello es lo que se repite en el Congreso, cada vez que se habla de la necesidad de recortar fondos para defensa, inmediatamente congresistas cuyos distritos dependen de fábricas de armas o de instalaciones militares anuncian que pelearán para que se mantengan ciertos proyectos a los que se les destinan fortunas que pagan los contribuyentes.

En su despedida original, el presidente Eisenhower había escrito «complejo-militar-industrial-congresional», pero quitó la última parte para no enemistarse con los parlamentarios ante los que pensaba decir sus palabras.

Al final el discurso fue televisado desde la Oficina Oval a la nación, pero no recuperó su redacción original.

En marzo del 2019 el Senado paraguayo aprobó la estadía temporal de marines grupo de Fuerzas Especiales de la Armada estadounidense, los que estarían en el país los primeros meses del otoño. “Se da en el marco de un intercambio conjunto de capacitación, que harán con agentes antinarcóticos paraguayos, para luchar contra el narcotráfico en la región” argumentaba el gobierno del país guaraní.

Hace horas, el gobierno argentino recibió la donación de 3 hospitales móviles para atender pacientes COVID19, las trajo el Jefe del Comando Sur de los EEUU, Craig Faller. Incluyen generadores de oxígeno y equipos de búsqueda y rescate. El valor 3.5 millones de dólares. Desde 2017, Estados Unidos ha proporcionado más de u$s 8,6 millones en ayuda humanitaria a Argentina.

La máquina de guerra se alimenta también construyendo consensos; a tal fin, las relaciones públicas siempre fueron un instrumento afiladísimo en manos de los dueños del mundo.

 

Texto intervenido (sin autorización ) por el editor de esta página.

Texto original de Carlos Chirinos, publicado por BBC Mundo Washington, publicado el 17/01/11

 

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